Nos dirigimos a Uds. para exponerles la profunda indignación que ha suscitado en nuestro colectivo de jóvenes la actitud del Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, monseñor Rafael Palmero, por sus declaraciones publicadas el pasado Domingo 27 de Enero en el diario de más difusión en nuestra Provincia.
Queremos que sepan que en nuestra organización, con sedes en casi todos los municipios de la provincia de Alicante, militan jóvenes socialistas con muy distintas perspectivas respecto a la doctrina católica, representando ampliamente de este modo al colectivo juvenil de la sociedad alicantina, y como tales, son muchos los que profesan por tanto la fe Católica.
Nuestro respeto por esa fe siempre ha sido un elemento tácito en nuestro ideario, ya que nos resulta imposible entender el socialismo y los valores que mueven al pensamiento socialista sin entender los puntos en común con el cristianismo. Esto es imprescindible para entender la Historia de nuestras Ideas. Por este motivo, por nuestra parte no dejaremos de fortalecer lo que de común tiene el pensamiento socialista con el cristiano, pese a las hostilidades de una parte cada vez más nutrida de su organización, hacia nuestra forma de pensar y de ver la realidad. Sustancialmente, le diremos que para nosotros el destino del hombre en el mundo real es la felicidad, a través de la libertad, sin imposiciones morales y fomentando siempre y por encima de todo, la construcción de la ética humana, con el límite de la autonomía de la voluntad y de no hacer el mal a nadie. Estos límites son los que también deben regir en la moral de los políticos cuyo deber sí es legislar interpretando las necesidades sociales y otorgando por tanto nuevos derechos. El interés general emana de las urnas, verdaderas protagonistas de la voluntad democrática y soberana del pueblo, y no de la moral de una fe.
La máxima autoridad de nuestra Diócesis, ha llegado a afirmar que la asignatura de Educación para la Ciudadanía “es impropia de un gobierno democrático”. Olvidando que esa ley es posible porque ha nacido del Parlamento, elegido democráticamente. Pues bien, señores obispos, con todo el respeto a su estructura… ¿Es normal que tan solo el 1,09% de los puestos ejecutivos de su Organigrama estén ocupados por mujeres? ¿Consideran por tanto la Ley de Igualdad del mismo modo antidemocrática?
Queremos informarles, que entre otras declaraciones ofensivas nos hemos sentido agredidos especialmente por aquellas en las que afirma “que la homosexualidad normalmente es una enfermedad”, basando su argumento después en que “nadie quiere ser homosexual”. Estas declaraciones se producen en el contexto sobre la nueva regulación el matrimonio en el ámbito civil, en el derecho civil. Esto otro es en el derecho privado. No afecta para nada a las normas de derecho eclesiástico que tiene la Iglesia. Y en ningún caso afecta al sacramento, que no deja de ser una decisión íntima y voluntaria de los fieles, que encuentran amparo en nuestro derecho constitucional a la libertad religiosa.
No se conforma el Obispo con explicar que en la moral cristiana no cabe la homosexualidad. Llega más lejos y asume el papel de la Organización Mundial de la Salud al decir que es una enfermedad. Una Organización que por otra parte define “Enfermedad” como ausencia de salud. Y continúa afirmando que si en su Diócesis se diese un caso de homosexualidad por parte alguno de sus fieles, “le ayudaría a esconderlo e intentaría corregirlo”.
No contento con sus declaraciones, también se atreve a afirmar que “el Divorcio Express permite la fácil disolución de la familia, en lugar de ayudar a resolver sus problemas”. ¿Deben entonces esperar las mujeres maltratadas asumir el papel de esposa sumisa que monseñor Palmero intenta inculcar? ¿Deben entonces consentir los malos tratos esperando a que los intervalos de tiempo burocráticos elijan su destino?
Les corresponde a ustedes interpretar los Evangelios y a nosotros, interpretar el pensamiento de la mayoría de la sociedad que aspiramos a representar. A la ciencia médica, interpretar lo que es una enfermedad. A la ciencia política, cuando una ley educativa es democrática… Pongamos a cada uno en su sitio, que es lo que realmente pide la sociedad.
No tenemos Encíclicas ni grandes medios de comunicación como tiene la Conferencia Episcopal. Pero a través de esta carta, queremos transmitirle nuestra denuncia. Nuestra opinión sincera. Y esto es, que el Obispo de nuestra Diócesis lleva cometiendo demasiados excesos impropios de un buen pastor, y cesando en sus funciones para convertirse en un vocero de los mensajes del Partido Popular en nuestra Provincia.