Todos sabemos, por el poco tiempo que hace que sucedió, que el 11 de Septiembre de 2001 tuvo lugar uno de los atentados más atroces de la historia. Sin duda alguna, la destrucción de las Torres Gemelas supuso un punto de inflexión en la Historia. También fue el punto de inflexión de la sociología moderna: un atentado en directo, ver los hechos que cambiarían el mundo al mismo tiempo en que ocurren, la sociedad de la hiperinformación y la globalización llevada a su exponente máximo.
Sin embargo, quiero tender una mano al pasado, y recordar otro 11 de Septiembre, el de 1973. Aquel día, las tropas del General Pinochet traicionaron a Chile, asaltando la Casa de la Moneda y asesinando al Presidente Allende. Junto a él morían las esperanzas de un pueblo hambriento, los anhelos de una clase trabajadora que veía en Salvador Allende el cambio social, la justicia y el fin de la dictadura del capital y la oligarquía que durante tantos años había sometido al pueblo chileno.
Después de tres años de reforma, esa élite económica chilena y sus apoyos norteamericanos explotaron, decidiendo sumir al pueblo en una pesadilla, acabando con la democracia y dando alas al genocidio del diferente. Y es que Allende era la justicia hecha persona, pero sobretodo era valiente. Nunca tuvo miedo al desarrollar su programa, aunque sabía que estaba poniendo en juego su propia vida. Pero era un hombre del pueblo, que al mirar a sus compatriotas sabía que su obligación era dar un futuro a uno de los países con más recursos pero con más desigualdades de toda latinoamérica.
Hoy casi nadie recuerda aquel 11 de septiembre, y hay quien incluso no sabe quien fue el Presidente Allende. Por eso yo quiero tener un recuerdo para un Presidente del pueblo. Este fue su último discurso, pronunciado por radio mientras el ejercito traidor bombardeaba su residencia.
Sin embargo, quiero tender una mano al pasado, y recordar otro 11 de Septiembre, el de 1973. Aquel día, las tropas del General Pinochet traicionaron a Chile, asaltando la Casa de la Moneda y asesinando al Presidente Allende. Junto a él morían las esperanzas de un pueblo hambriento, los anhelos de una clase trabajadora que veía en Salvador Allende el cambio social, la justicia y el fin de la dictadura del capital y la oligarquía que durante tantos años había sometido al pueblo chileno.
Después de tres años de reforma, esa élite económica chilena y sus apoyos norteamericanos explotaron, decidiendo sumir al pueblo en una pesadilla, acabando con la democracia y dando alas al genocidio del diferente. Y es que Allende era la justicia hecha persona, pero sobretodo era valiente. Nunca tuvo miedo al desarrollar su programa, aunque sabía que estaba poniendo en juego su propia vida. Pero era un hombre del pueblo, que al mirar a sus compatriotas sabía que su obligación era dar un futuro a uno de los países con más recursos pero con más desigualdades de toda latinoamérica.
Hoy casi nadie recuerda aquel 11 de septiembre, y hay quien incluso no sabe quien fue el Presidente Allende. Por eso yo quiero tener un recuerdo para un Presidente del pueblo. Este fue su último discurso, pronunciado por radio mientras el ejercito traidor bombardeaba su residencia.
3 comentarios:
Cuando al finalizar el comunicado se oyen los disparos se me saltan las lágrimas. Mi infancia no sería posible sin las canciones que insistentemente me cantaba mi madre. Recuerdo todas y cada una de las canciones de Victor Jara: Te recuerdo Amanda, Preguntas por Puerto Mont, Duerme, duerme negrito y tantas otras canciones que me han servido de cuna y de sustento.
Hay dos 11S claros. El que nos venden como el atentado a los americanos, y el atentado de los americanos a la Democracia. Del primero solo un apunte. ¿No os parece raro que salgan videos de BIN LADEN siempre que se conmemora el 11S? y del segundo 11S, que deberia ser el primero. Gracias por abrir el camino a un mundo mejor señor Allende. La historia es nuestar y la hacen los pueblos. Salud
Vaya! qué puedo decir, se me han adelantado.
recuerdo cuando en el instituto por primera vez me crucé de casualidad con la vida de Allende. Hasta entonces sólo había sido el nombre de una plaza del barrio.
Salvador Allende fue una de esas figuras que en la lucha por el pueblo no dejó de lado en ningún momento un ansia infinita de justicia. Hasta en su último suspiro Allende fue ejemplo de que lo que el pueblo da, sólo el pueblo lo puede quitar.
"La historia es nuestra y la hacen los pueblos"
Salvador Allende
Todo un acierto acordarse de ese otro 11 S, a mi juicio, más destructor y denigrante para un pueblo entero, ya que se acabó con una democracia, aparte de vidas y edificios. Vivimos en la sociedad de la imagen, y muy controlada por todo lo que vende EEUU, y la prueba es que en el 11 S todos pensemos en las torres gemelas, y muy poca gente hable en las pequeñas tertulias de cafetería, de Salvador Allende, el nombre le viene que ni pintado, iba a ser el salvador de todo un pueblo que ansiaba justícia social y un mejor reparto de los recursos. Sin embargo, la masa sólo piensa en las torres desmoronándose y en Bin Laden escondido, aunque hay que reconocer que ha sido un hito que ha cambiado mucho nuestras vidas, sobre todo las de los que viajan en avión.
Mi recuerdo para todas las víctimas de aquel atentado pero también para Salvador y todo el pueblo chileno.
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