Persigo mi patria en sueños por las noches. El subconsciente me hace aproximarme a ella con cruel asiduidad. Me lleva a su terreno. Yo, atrapado en ese placentero momento, me dejo hacer. Me vienen cientos de imágenes. El chalet, el terreno, el césped, los pinos. Sí. Mi patria era un chalet situado en la Urbanización Pinar de Campoverde perteneciente al término municipal de Pilar de la Horadada, último pueblo de la Comunidad Valenciana. Mi patria se vendió hace tres años, ya nada mas se supo de ella. Quedó pasto del recuerdo que nos han quedado a cada uno. Los recuerdos, las emociones, las vivencias. Todos y cada uno de los fragmentos de vida que disfrutemos allí, eso es mi patria.
Todavía mantengo los recuerdos muy presentes de todo lo acontecido allí. Siendo aún muy niño pasaba largas temporadas del verano en ese territorio. Me parecía maravilloso la sensación de libertad que tenia. Aquel olor a tierra mojada. Los trinos de los pájaros. Todos y cada uno de de los instantes que pasaba allí eran maravillosos. Me encantaba descalzarme y sentir la hierba húmeda bajo mis pies. Y soñar meciéndome en la hamaca mientras miraba el horizonte. Algunos de esos tiernos sueños de infancia se han cumplido, prueba es, que de vez en cuando publico algún que otro artículo y estoy gestando el que va a ser mi segundo libro, el primero en solitario. Otras quimeras que juré perseguir, han resultado pasto de mis propias llamas. En esa época soñaba con ser reportero de guerra o corresponsal en países extraños y exóticos, pero ese espíritu aventurero quedó en aquellas novelas de Dumas que devoraba con devoción en las calurosas horas de la siesta. Tal vez algún día viaje, pero seré un mero turista. Un visitante más. El excursionista un millón que con su cámara va a hacer de las suyas, para luego hacerse el interesante con las amistades.
Retomo mis divagaciones patrióticas para llegar a la conclusión de que me he convertido en un apátrida. Un ser errante que realmente no encuentra su sitio, ya que tiene muy arraigada la emoción de su patria sentimental. Intento recapacitar. Me voy a mirarme al espejo y entre tanto enredo recuerdo una frase que le dice Federico Luppi a Juan Diego Botto en la maravillosa película Martin H.
“La nostalgia y todo eso es un Bálsamo. No se extraña un país. Se extraña el barrio en todo caso, pero también lo extrañas si te mudas a 10 cuadras. El que se siente patriota, el que cree que pertenece a un país es un tarado mental. La patria es un invento. Que tengo que ver yo con un tucumano o un salteño. Son tan ajenos a mi como un catalán o un portugués. Estadísticas. Números sin cara. Uno se siente parte de muy poca gente. Tu país son tus amigos y eso si se extraña”.
Eduardo Boix
6 comentarios:
Que puedo decir, hoy me siento menos solo y quizá tenga un compatriota más.
Mientras tanto un puñado de conservadores que en nombre de la patria babean la bandera. Y para no ser menos algunos progresitas empeñados en apalearlos desde la tribuna para convertirlos en mártires.
Tan solo 24 años y ya estoy empachado de bandera y cagalera. Menos mal que de vez en cuando aparece Eduardo... La Patria, esa próxima cena.
MARAVILLOSO ARTICULO, PRECIOSO, EN SERIO, ME HA CONMOVIDO.
FELICIDADES
Edu, cada día te quiero más.
Mi mas sincera enhorabuena por este artículo. Un abrazo.
Digo lo de siempre, cómo me alegro de tenerte como amigo. Es un lujo tener a este tío en Juventudes.
Cada día me gusta más tenerte como compañero, tanto de partido como de amigo. Y cada vez me apasionan más tus articulos. Enhorabuena por este gran articulo.
Un Saludo.
A lo mejor deberíamos plantearnos publicar el Blog de la Veu Jove. La verdad es que me siento muy identificado con tu planteamiento, y no sé si te consolaré diciendote que yo también he tenido y abandonado otras patrias. Una en una casa de campo en Hondón de los Frailes, y otra en mi antiguo barrio, donde dejé buenos amigos y uno que no volveré a ver, pues me dejó a mí y a todo el mundo una nit de l' Albà hace ya 6 años, yo soy patriota del corazón de este chico. Esa bandera era monocolor. el rojo de la sangre.
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